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La tentación vive en el orbital de arriba

Cabeza de uno de los grupos con más personalidad química de la tabla periódica, el Li, como todos sus primos-hermanos, presenta un orbital s semivacío; una electropositividad verdaderamente tentadora para los cazadores de electrones.

simbolo litio latablaperiodica

Esta es la historia de un ensayo clínico llevado a cabo en el Anderson Psychiatric Center de Lewisville (Condado de Lafayette, Arkansas) allá por el año 1963. El Doctor Mathew Blythe era un joven psiquiatra recién titulado en la Universidad Metodista del Sur, donde había recibido una formación clásica, próxima a la escuela de Harry Stack Sullivan. Su llegada al Anderson como supervisor médico había coincidido con una sucesión de ciertos episodios desgraciados que no tuvieron demasiada relevancia pública, pero que minaron muy seriamente la credibilidad del centro de salud mental, entre ellos el fallecimiento por electrocución del anterior responsable terapéutico, el Dr. Sanders. Blythe buscaba una alternativa a los tratamientos por electrochoque, terapia habitual en pacientes que presentaban cuadros psicóticos e histéricos, y defendida con entusiástico fervor por eminentes especialistas como el anterior supervisor médico, que lo hizo hasta sus últimas consecuencias. En el Condado de Lafayette y aledaños, y hasta más allá de la frontera con Luisiana la institución era conocida por el sobrenombre popular de Anderson Toaster Center. Para evaluar las posibles alternativas médicas, se atendió la candidatura del único paciente dispuesto, al que nos referiremos por discreción y confidencialidad como paciente A o, respetando la literalidad de las notas tomadas por el Dr. Blythe, como Rufus F.C. Descrito como un enfermo maniaco-depresivo en fase estable, en los últimos meses había presentado un patológico aumento de energía vital, asociado con niveles elevados de ansiedad e hiperactividad. Rufus había solicitado el ingreso voluntario dos años atrás. Se declaraba partidario del tratamiento eléctrico y era el único que se colocaba personalmente los electrodos en las sienes. El Dr. Blythe estableció de inmediato una relación cordial con el paciente A, de lo que dejó constancia en varios fragmentos de las notas antes citadas:

«Rufus F.C. es un hombre afable, consciente de su enfermedad, solícito y predispuesto a la colaboración. Le he comunicado el propósito del experimento: probar el efecto de ciertos fármacos de litio que en la lejana Dinamarca han demostrado notables propiedades en el tratamiento y profilaxis de las enfermedades mentales. Le expresé mi confianza en que ambos podríamos ser promotores de una revolución capaz de remover los cimientos de la ciencia psiquiátrica americana, resistentes a las corrientes que abogan por la humanización de los tratamientos. Le detallé a Rufus generalidades un tanto imprecisas de la terapia porque no deseo alimentar recelos que puedan interferir en los resultados finales (…) Tras escucharme con atención, Rufus ha accedido a la propuesta imponiendo, eso sí, una única e innegociable condición: desea ser acompañado por su mascota, un perro que atiende por el nombre de Drummond. Desconocía que en este hospital se permitieran los animales de compañía. Consultaré al director administrativo a este respecto.»

Pronto se reveló la auténtica naturaleza de la mascota. Drummond era una fantasía, un delirio motivado por un trauma infantil o alguna obsesión recurrente que había dado forma a un perro imaginario de características inespecíficas, La sesión preparatoria tuvo lugar el doce de febrero de 1963. Rufus F.C. acudió a la consulta acompañado por Drummond. En esta primera cita y tal como recoge el Dr. Blythe en su diario, “el paciente se mostró inquieto y desorientado. Llamaba insistentemente al perro, se movía por la habitación de aquí para allá y obraba como si el animal no le obedeciera. En cierto momento pidió permiso para atarlo a un radiador. Parece ser que Drummond se volvió para darle una dentellada que se cerró en el aire. Rufus está aturdido. Me propone abandonar el experimento. Le suministro una dosis de cuatro gramos de carbonato de litio y le prescribo dos gramos al día durante una semana”. Preocupado por las señales de renuncia, el Dr. Blythe frecuentó diariamente a Rufus en su habitación. Ambos tomaban infusiones de té con flores de jazmín que el propio Rufus recolectaba en los jardines de la institución. A veces charlaban sobre literatura, donde habían alcanzado un punto de encuentro en su común admiración por la obra de Flannery O'Connor. Las más de las veces Drummond imponía su delirante presencia y Rufus terminaba por los suelos, deshaciéndose en arrumacos y caricias o subido a una silla desde donde dirigía un repertorio de cabriolas y tontunas que según él demostraban la inteligencia del animal. Preocupado por la escasa evolución, el psiquiatra elevó la dosis hasta los mil seiscientos miligramos para establecer el grado de tolerancia al fármaco. En la madrugada del trigésimo tercer día de tratamiento, el Dr. Blythe fue mandado llamar de urgencia. Cuando llegó al hospital en plena madrugada, el paciente A estaba en coma. Convulsiones y temblores generalizados habían dado paso a un estado de letargo que presagiaba una muerte inminente. El doctor verificó las hojas de control para cerciorarse de que no se le escapaba nada. Al amanecer ordenó que localizaran a los parientes más cercanos y le sirvieran en su despacho tostadas y café. Nada más recuperar la consciencia, Rufus preguntó por su perro. No pudo articular su nombre, pero a todos les bastó una especie de ladrido para identificar el origen de su inquietud. El doctor le comunicó que Drummond había padecido un episodio similar al suyo pero que, como él, se estaba recuperando. El equipo médico sospechaba, continuó el doctor, que ambos habían ingerido algún alimento en mal estado. Por esta razón y para mayor seguridad, prohibía las infusiones de jazmín. Aquella misma mañana, el paciente A recibía una nueva dosis de carbonato de litio revisada a la baja. (...)

El carbonato de litio (Li2CO3) es un fármaco para el tratamiento de enfermedades mentales como la esquizofrenia. En los EE.UU. su uso se introdujo a principios de los años 60 del pasado siglo.

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