De entre un montón de escombro
Identificado cuando todavía no se tenía noción de la radiactividad, debemos su descubrimiento a Marie Curie. Esta mujer obtuvo 0,1 g de Ra puro de una tonelada de residuo de pechblenda (UO2).
Incolora, inodora y radiactiva
A principios del siglo XX la profesión médica prescribía recetas de radio para la artritis, la gota, la hipertensión, el lumbago, la diabetes... La radioactividad era la nueva panacea. Incluso se publicitaba con orgullo el carácter radiactivo de ciertas aguas minerales. Aunque hoy no resulte tan popular, es una evidencia que las aguas emiten radiactividad natural debido a su contenido en gas radón que proviene entre otros del ²²³Ra.
La cara de la inteligencia
No es buena idea tener un trocito de Ra en el expositor de casa. La mismísima Maria Skłodowska se vio severamente afectada por una exposición prolongada a la radiación. En cambio el romántico recurso de sustituir el elemento por una moneda alusiva multiplica el efecto didáctico de la presentación, evocando a la que sin duda ha sido una de las cabezas más preclaras de la ciencia moderna.